El Trabajo Social se fundamenta en principios y objetivos que primero fueron religiosos y posteriormente reformistas y revolucionarios. Actualmente, siguiendo las aportaciones de Dubet, se calificarían de sagrados: la igualdad, la libertad, la fraternidad, la justicia, etc. Estos principios y objetivos, poderosos, conforman un todo que se puede denominar “el absoluto del Trabajo Social”.
La RTS siempre ha creído que el mundo profesional y el académico pueden y deben ir de la mano. Esta premisa ha quedado acreditada a lo largo de la vida de la revista, y este Consejo de Redacción ha mantenido su compromiso de continuar trabajando para que la RTS sea un espacio de encuentro entre las trabajadoras sociales en el ejercicio práctico y las que se dedican a la docencia universitaria.
Como decana del Col·legi Oficial de Treball Social de Catalunya es un enorme placer poder participar en este monográfico especial de la RTS que se enmarca en la conmemoración del cuadragésimo cumpleaños de la existencia del colegio, a pesar de que la revista tiene bastantes más años.
Tenéis en las manos un número muy especial de la RTS. Como bien sabéis, este año conmemoramos el cuadragésimo cumpleaños del Col·legi Oficial de Treball Social de Catalunya, una fecha destacada que evoca los orígenes de esta institución que nos congrega a los trabajadores y trabajadoras sociales.
El Consejo de Redacción me pidió si podía ser miembro del Consejo Asesor de la RTS. Acepté porque creo que mi experiencia dirigiendo la revista, a pesar de que ya hace años, todavía puede ser útil. También me pidieron escribir un editorial. Escribir para la RTS es un reto que agradezco y que intentaré cumplir.
Actualmente estamos en un periodo postcovid. Fábricas y tiendas funcionan con normalidad. Hay espectáculos de masas, el turismo ha regresado, las exportaciones de mercancías crecen. Todo vuelve a lo que era antes del año 2020.
Los recorridos que siguen las políticas sociales son, en muchas ocasiones, azarosos, oportunistas e, incluso, poco creíbles. No por eso debemos perder la esperanza de que lleguen a buen puerto si las demandas son tenidas por necesarias y urgentes por un gran número de personas afectadas, más todavía si vienen avaladas por criterios expertos. Esto es lo que recientemente ha ocurrido con una antigua promesa que aborda uno de los grandes problemas e ineficacias que sufren desde hace tiempos muchos usuarios del sistema de servicios sociales.
Quiero empezar este editorial agradeciendo al nuevo equipo de redacción de la RTS su generosidad y compromiso hacia la profesión por haber asumido el reto de liderar esta publicación emblemática y significativa para tantas generaciones de trabajadoras sociales.
En este número os entregamos el fruto de nuestro primer trabajo al frente de la Revista de Treball Social (RTS). El equipo de personas que hemos asumido la responsabilidad de dirigir la RTS los próximos cuatro años está integrado por colegiadas y colegiados procedentes tanto del ámbito profesional como del académico, con una representación territorial que visualiza el compromiso de acercamiento real de la RTS en todo el territorio catalán.
El actual equipo de redacción de la RTS concluye, con este número, su etapa. Hace cuatro años nos presentamos como un equipo de transición que recogía el testigo de la importante tarea llevada a cabo por los equipos anteriores y, a su vez, se orientaba hacia el futuro con voluntad de renovación.
Confesaré que el primer borrador escrito para este editorial lo he tenido que desechar por la simple razón de que me he dado cuenta de que estaba repitiendo las ideas expuestas por quienes me han precedido en este honor que nos ofrece la RTS como editorialistas invitados, y que también son mis obsesiones: la necesidad de seguir trabajando en construir una identidad profesional clara, la recuperación de la historia del Trabajo Social poniendo en valor las figuras de nuestras pioneras hasta no hace mucho ignoradas y despreciadas, poner en valor las numerosas buenas prácticas profesionales que