Quiero empezar este editorial agradeciendo al nuevo equipo de redacción de la RTS su generosidad y compromiso hacia la profesión por haber asumido el reto de liderar esta publicación emblemática y significativa para tantas generaciones de trabajadoras sociales.

Los proyectos como la RTS tienen historia, tienen presente y tienen futuro porque alguien cree en ellos, porque alguien los quiere y entiende su importancia, porque los cuida y los hace crecer. Este alguien son las compañeras de los sucesivos equipos de redacción, también las miembros de las juntas del Col·legi, pero no solas sino con la ayuda de todos y todas nosotros, profesionales, académicas, estudiantes, investigadoras, lectoras.

La RTS necesita nuestra implicación, pero ¿es posible que nosotras también la necesitemos? ¿Podríamos decir que la RTS cuida a las profesionales? Siguiendo esta idea, desde este editorial me reafirmo en la convicción de que los espacios de investigación, de reflexión y de compartir conocimiento ofrecen una forma de bienestar para las profesionales del Trabajo Social y de las relaciones de ayuda en general.

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