Resumen
Para poder ayudar a quien ha de morir se necesita tomar conciencia de toda una nueva y amplia realidad: de las nuevas posibilidades, los nuevos derechos de los ciudadanos enfermos y los nuevos deberes de respeto y de ayuda solidaria que se piden. Para ser suficientemente consciente de ello se precisa una mirada que supere el biologismo y el puro contrato laboral y se esfuerce para centrarse en la persona que sufre. Se debe evitar el sufrimiento, los tratamientos ya inútiles y se debe proporcionar una compañía empática y activa.