Trabajar para el bienestar de las personas en situaciones de vulnerabilidad y dificultad vitales diversas y procurar su capacitación personal es uno de los objetivos de la práctica del Trabajo Social. El bienestar individual desde el punto de vista objetivo se ha entendido en el sentido de que la persona tiene satisfechas unas necesidades básicas que le permiten un sostén y una funcionalidad relacional y social.
En las sociedades contemporáneas occidentales, el bienestar colectivo de los ciudadanos es el gran bien que la política social protege y promueve y que a la vez se convierte en el instrumento para mejorar las desigualdades. La sanidad, la educación, los servicios sociales, el sistema de pensiones para proteger los riesgos vitales, la vivienda y la garantía de ingresos son las actividades dirigidas a procurar este bienestar y son espacios habituales del ejercicio del Trabajo Social. Y también, por otro lado, el bienestar personal se entiende y está vinculado al hecho de que es bueno para cada persona individual, lo que hace que su vida tenga sentido y calidad, y así cada bienestar personal es una construcción subjetiva, propia y única.
(...)