La muerte de un miembro de la familia es un factor estresor muy importante que afecta a la estructura familiar y a su equilibrio respecto a la dinámica funcional de esta. Puede provocar consecuencias muy distintas en cada uno de los miembros de la familia extensa, así como interferir en la evolución típica de sus miembros.
El presente artículo trata sobre la experiencia del duelo familiar desde el punto de vista de los niños y adolescentes, haciendo especial énfasis en los efectos psicosociales que se pueden observar en su desarrollo tras la pérdida. Se destacan las formas de intervención desde el Trabajo Social con los niños y adolescentes para volver a restablecer el equilibrio familiar y evitar consecuencias negativas en su vida inmediata y futura, así como el papel que el Trabajo Social desempeña.