Estamos inmersos en una evolución tecnológica imparable, amplia y profunda, la cuarta revolución industrial, que desde hace unos quince años, por medio del big data y la inteligencia artificial, está transformando de manera acelerada todos los sectores profesionales. A pesar de que en Cataluña, hoy en día, hay otros sectores que han aprovechado las ventajas de las nuevas herramientas tecnológicas inteligentes que están mucho más avanzados, en el ámbito de los servicios sociales hay cada vez más iniciativas que intenten aprovechar el potencial de la inteligencia artificial para fortalecer y perfeccionar los servicios públicos y los sistemas de bienestar, y contribuir a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Algunos de los beneficios que la inteligencia artificial aportará durante los próximos años al sistema de servicios sociales: más rapidez, seguridad, eficiencia y objetividad en las decisiones profesionales; diagnósticos, prescripciones e itinerarios eficientes y de calidad para las personas; personalización de las intervenciones, con la posibilidad de ofrecer recomendaciones individualizadas y proactivas; empoderamiento y versatilidad de los profesionales; más apoyos para la autonomía personal y la vida independiente, y más flexibilidad y diversidad residencial; fortalecimiento de las políticas preventivas; fortalecimiento de la acción comunitaria para la ayuda mutua, la autoorganización y la participación; mejor planificación de los servicios y de los equipos profesionales; mayor eficiencia económica; o evaluación en tiempo real del impacto social de los programas y las intervenciones. En una sociedad mucho más compleja, con nuevas exigencias y nuevas formas de vulnerabilidad social, innovar en servicios sociales en esta dirección ya no es una opción, sino una necesidad.