El artículo apuesta por una politización del trabajo social profesional a la luz de la situación de emergencia social provocada por el espectacular aumento de las desigualdades sociales, y específicamente por la exclusión residencial. Se entiende por politización no tanto la incidencia política en las reformas sociales como el proceso por el cual la propia labor profesional deviene potencia de transformación a partir del reordenamiento de los roles y el establecimiento de alianzas lo más horizontales posibles con las personas afectadas directamente por los problemas sociales y los colectivos organizados para hacer explícito el conflicto estructural que los genera. Si el problema de la vivienda ha sido el principal problema social en las últimas décadas en el Estado español, es también el disparador de las iniciativas de empoderamiento colectivo más interesantes que se han dado en nuestras ciudades y barrios. Aprender de estos procesos desde la propia profesión y colaborar en sus modos de acción desde el interior de la institución puede abrir los posibles bloqueadores en el actual modelo asistencial de trabajo social.