Resumen
La dimensión relacional del trabajo social sitúa a las personas, a las familias y a los grupos comunitarios en el centro de la relación, abandonando las posiciones del profesional como centro de poder y como experto en las relaciones y en la solución de problemas de los demás. Las prácticas colaborativas se alejan de las aportaciones de un solo modelo y se adentran en las proposiciones que, desde una perspectiva posestructuralista, asumen de las prácticas narrativas, la indagación apreciativa, la terapia breve centrada en soluciones y la ayuda colaborativa. Este trabajo plasma las líneas maestras del enfoque que, anclándose en la tradición del trabajo social, asume las proposiciones de sus vanguardias.